Soy de aquellos profesionales del periodismo, que quiza hoy en día no encaja con las nuevas generaciones. Y no es porque me considere mejor que otros o más viejo pero en esta carrera el tiempo pasa a toda prisa, y cuando ve atrás ha vivido muchos sucesos.
Trato de actualizarme constantemente, al menos eso intento en la manera de lo posible.
Llegue al periodismo como todos ustedes, atraido por la magia noticiosa de la onda sonora o la escritura exquisita de un buen periodista.
Estudie periodismo pero junto al trabajo de las aulas combine la experiencia profesional. Con ello considero que alcande un primer objetivo: tener las dos caras de cómo hacer periodismo y hacer conciencia sobre mi profesión.
Sí, un periodismo puro y no la tradicional ilusión con la que hoy vemos que salen nuestros estudiantes. Ahora no es extraño escuchar comentarios de jóvenes estudiantes de la carrera que aseguran que lo menos que quieren es ser periodistas.
No me arrepiento hasta hoy y creo que ni tampoco más tarde lo pretendo hacer, cuando decidí ser periodista lo hice concientemente. Nadie me obligó.
Con el aval de mis padres inicie mis estudios y llegue hasta donde ahora estoy, formando parte del equipo de prensa de aquel periódico que cinco años antes de llegar a él, lo había visitado junto con mi padre para comprar un ejemplar.
"Toque y espere" era la frase que nos recibió, mientras esperabamos que la puerta negra se abriera y nos atendiera el portero del rotativo.
Ese fue el primer contacto con el Diario Co Latino. Más de veinte años después de aquel suceso, formo parte del equipo de redactores y periodistas de este medio de comunicación.
En mi mente estan frescos los recuerdos de aquel primer día cuando llegue al periódico para realizar mis prácticas y horas sociales, lo que hoy me lleva a seguir guardándole respeto y admiración para el decano del periodismo nacional.
En total tengo trece años de ser periodista y cada vez me doy cuanta que la enseñanza es constante. Mi experiencia se ha centrado en el periodismo escrito, colaborando para otros medios y revistas y una que otra vez apoyando informativamente a unas revistas de radio.
Las experiencias son innumerables y las decepciones también, pero nada es perfecto.
Una de las cosas que aun me deprimen es encontrar un error en una de mis notas, cada vez que ocurre me siento mal.
Trato de reparar a tiempo los errores, pero a veces ya es demasiado tarde y el papel no es roca, pero perdura más en el tiempo, y más que la voz en la radio o la televisión.
Me siento incómodo, demasiado preocupado. En mi cabeza me da vueltas ese problema que por lo general dura un par de días, hasta que entiendo que errar es de humanos, pero en periodismo siento que no debería ser así. Sí, asi me pongo de radical a veces pero las cosas positivas que he tenido en este tiempo me ayudan a superarlo también.
Las cosas buenas que he cosechado sólo quedan para insumo personal nunca los perciben mis jefes, mis colegas, mis lectores o fuentes.
Me emosiona que una persona lo reconozca mi esfuerzo, pero estoy conciente que el trabajo no es para quedar bien con nadie. Pero entiende por sobretodas las cosas que mi trabajo es una gran responsabilidad.
Hago lo que puedo y quiero hacerlo mejor por eso no me canso en cuestionar cada tarde. ¿Por qué no hice esto así? ¿Por qué no entre así? Soy conciente que algunos errores no dependen de mi. Conste no es una justificación. Pero intento aceptar mis errores y reconocerlos a tiempo, porque la carrera me ha enseñado a ser humilde ante todo.
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